El presidente Joe Biden admitió la impotencia del Estado norteamericano para controlar la posesión de armas de fuego. “¿Cuando, en nombre de Dios, vamos a hacer frente al lobby de las armas?.
Pregunto el mandatario, sin mencionar directamente a la Asociación Nacional del Rifle (NRA), una poderosa organización civil que desde hace 50 años defiende la libre compraventa de armas con apoyo del Partido Republicano en el Congreso.
Casi como un desafío al Gobierno, la NRA convocó para el pasado viernes su “foro de liderazgo” en Texas, justamente donde días atrás el estudiante de 18 años Salvador Ramos, armado con un rifle.
Dio muerte a 21 estudiantes y a dos maestros de la escuela primaria Robb. Entre los oradores invitados figuran Donald Trump, a cuya candidatura presidencial en 2016 la NRA contribuyó con 30 millones de dólares y la excandidata presidencial y rival de Trump en esa campaña, Hillary Clinton.
Según las encuestas, la inmensa mayoría de los norteamericanos está de acuerdo con una ley que regule la compra y el uso de armas de fuego, pero la mayoría parlamentaria republicana.
Sigue bloqueando esas iniciativas, entre ellas un proyecto para exigir que los compradores de armas no tengan antecedentes penales, que no será aprobado en un corto plazo debido a la fuerte oposición del Partido Republicano.
Que cuenta con mayoría parlamentaria para negar la aprobación. Mientras tanto, los archivos policiales reportan cifras cada vez mayores de violencia letal.
A las víctimas fatales de Texas se suman 17 estudiantes y profesores asesinados a tiros en la escuela secundaria “Marjory Stoneman Douglas” en Florida en 2018 y otras 26 personas, entre ellas 20 infantes fallecidos en la escuela primaria “Sandy Hook” en Connecticut en 2012.
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