Este martes, se cumplen 21 años del Golpe de Estado contra el Comandante Hugo Chávez.
Tras los violentos hechos ocurridos el 11 de abril del año 2002, en los que murieron al menos 18 personas y 69 heridos, la madrugada del 12 de abril el líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Rafael Chávez Frías se entregó cómo prisionero para evitar más muertes.
Precedido de un de un periodo de inestabilidad social y política en la que las fuerzas opuestas al proyecto bolivariano lograron cohesionarse tras el éxito del inicialmente conocido Paro Cívico, convocado para el 10 de diciembre del 2001 en protesta contra la promulgación de las 49 leyes que impuso Chávez haciendo uso de la Ley Habilitante, que logró paralizar una parte significativa del comercio urbano.
Una huelga general de 24 horas convocada por la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y la patronal Fedecámaras, luego de muchas protestas, marchas y paros, entre febrero y marzo, el 7 de abril Chávez despide a trabajadores de PDVSA e inicia una huelga indefinida el 10 de abril.
Ese 11 de abril estaba convocada un sector de la oposición; en principio recorrería los sectores caraqueños desde el Parque del Este, acabando en PDVSA Chuao, finalmente, entusiasmados por los convocantes, los manifestantes se dirigieron al Palacio de Gobierno ubicado en Miraflores, Caracas, sin embargo, estos fueron recibidos por adeptos al chavismo, quienes, esperaron en las inmediaciones del Puente Llaguno, donde se produjó un enfrentamiento con armas de fuego, que sembró el pánico en la zona.
«La Constitución nos obliga a evitar más derramamiento de sangre, y esa obligación pasa por la salida pacífica del presidente y la sustitución de alto mando», señalaron los militares ese día.
Los imputados en el golpe, alegaron que no fue un golpe de Estado, sino un vacío de poder originado por la declaración del Alto Mando Militar.
El rechazo de los militares a activar el Plan Ávila, para dispersar a los manifestantes, habría derivado en una confusa situación que terminó en una rebelión por parte del alto mando militar y la exigencia de la renuncia de Hugo Chávez, la cual fue extendida por el mandatario al inspector general de la Fuerza Armada Nacional, Lucas Rincón y al alto mando oficial luego de un largo proceso de negociaciones durante esa noche.
Los promotores del golpe redactaron el Acta de Constitución del Gobierno de Transición Democrática y Unidad Nacional, también conocido como El Decreto Carmona, en la cual se constituyó un nuevo gobierno de facto presidido por Pedro Carmona, presidente de Fedecámaras, disolviendo la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia y suspendiendo al fiscal general, los gobernadores y los alcaldes electos.
La respuesta de los partidarios chavistas en la calle, el no reconocimiento del nuevo gobierno por gran parte de los países latinoamericanos, así como la acción de los militares leales al gobierno, posibilitó que Chávez reasumiera la presidencia en la madrugada del 14 de abril del 2002.
«Chávez llegó al Palacio de Miraflores en un helicóptero, mientras sus ministros lo esperaban allí, junto a sus 200.000 manifestantes»
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