La curagua es una planta oriunda del Amazonas, su cultivo y procesamiento, es una tradición centenaria de origen indígena, transmitida de generación en generación, que reúne un conjunto complejo de prácticas que van desde las maneras de cultivarla hasta como extraer de ella sus fibras blancas, caracterizadas por su solidez, resistencia y suavidad, permitiendo a los artesanos hacer grandes creaciones.
Ana Contreras. – Prensa El Bolivariano
Conocido en el mundo entero por la elaboración del chinchorro de la palma de Curagua, el municipio Aguasay, está ubicado en el Oeste del estado Monagas, donde la gentileza de su gente, sus costumbres ancestrales, sus recursos hídricos y su gastronomía, entre otros atractivos, permiten a propios y visitantes ser el rumbo de su preferencia.
“Aguasay más que un destino”, es una marca que tiene como objetivo principal enaltecer, vender y proyectar todo el potencial turístico y cultural de la región. Esta iniciativa nace con la idea de valorar y proyectar los trabajos elaborados por los artesanos (as) de la región, con el cultivo y procesamiento de la palma de Curagua, así lo manifestó Rafael Sánchez, concejal y director político del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), en ese pujante municipio, siendo además uno de los principales promotores de esta idea.
Los tejidos de curagua, es parte de las tradiciones más resaltantes de Monagas y se ha mantenido en el tiempo, preservando así el patrimonio cultural, y afianzando la identidad de los aguasayeros, destacó, Silvia Ruíz, coordinadora municipal de turismo por la Juventud (Jpsuv) de Aguasay.
Es de recordar que el 2 de diciembre del 2015, la fibra y el tejido de la curagua de Venezuela fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
Es por ello, que es importante sumar esfuerzos para fortalecer la cultura y el turismo vinculados a este sistema de producción dónde las manos laboriosas de los aguasayeros son vitales. Cómo parte de este objetivo se logró la participación de la marca «Aguasay» en la Expo Petróleo, Turismo y Gas, dando a conocer a las autoridades de la Corporación de Turismo de la Gobernación de Monagas, y el Ministerio del Poder Popular para el Turismo (Mintur), las propuestas de impulso para la iniciativa, resaltó Sánchez.
La idea es seguir adelante con el propósito de proyectar la marca «Aguasay», más allá de las fronteras del estado. Logrando el reconocimiento de la identidad y el gentilicio de los aguasayeros y demostrando su potencial para seguir incentivando la producción de la curagua. Una fibra de hilos que tiene múltiples funciones. Más allá de tejer los sueños de las artesanas y artesanos del municipio a través de los chinchorros y piezas decorativas, la curagua es una fibra altamente calificada para procesos tecnológicos.
La Curagua, sinónimo de mujer
La curagua es una planta propia del municipio Aguasay, que identifica la idiosincrasia de la mujer. De su cultivo y procesamiento se obtienen fibras, del cual sale un hilo blanco, que al ser tejido artesanalmente se convierten principalmente en chinchorros, manteles, cojines y otros accesorios que ya están puestos en todo el mundo.
Este tejido describe una tradición milenaria en la que los hombres se encargan de extraer y procesar la planta, mientras que las mujeres tienen la responsabilidad de tejer y maniobrar la fibra, un trabajo que involucra a ambas partes, dijo la profesora Esther Chacín, quien lleva más de 50 años, tejiendo y enseñando a niños, jóvenes y adultos, este hermoso arte.
“Relata que elaborar un chinchorro, tarde entre tres y cuatro meses. Es un trabajo artesanal que requiere de mucho amor y paciencia. Los diseños los llevó en la mente y al final veo los resultados. La primera vez que tejí, lo hice con mi mamá, me siento muy feliz tejiendo. Es parte de mi vida. Mi legado sigue a través de mi hija, y nieta, quienes enseñan este bello arte en las escuelas, liceos y caseríos de la comunidad. Mi estadía en el stand me ha permitido promocionar todo lo que hacemos con el hilo de la Curagua, mucha gente aún no la conoce y aquí palpan la calidad de la fibra que es suave y resistente”, recalcó Chacín.
Un legado
En los actuales momentos “Aguasay más que un destino”, sigue impulsando la elaboración de los chinchorros, en las escuelas y liceos. Para que la idea perdure en el tiempo, se estudia un proyecto de ordenanza que abarca convertir el cultivo y el procesamiento de la palma de Curagua, en una unidad curricular, obligatoria en los niveles de educación formal. De está manera, se garantiza que la tradición no muera.
Parte de la economía de la localidad, se mueve gracias a este recurso vegetal que representa uno de los más importantes motores de sustento de los hogares. Además, es el principal elemento de identidad, unión y orgullo de los aguasayeros, así como también su himno dedicado a la Curagua, su escudo, bandera y las Ferias en Honor a San José, entre otras actividades tradicionales para el disfrute de propios y visitantes.
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