Según el preconteo oficial, los candidatos Gustavo Petro y Rodolfo Hernández pasaron a segunda vuelta para las elecciones el 19 de junio.
Esto significa que la mayoría en Colombia no quiere «construir sobre lo construido», «ni cambio responsable», como decían las candidaturas «moderadas». Se manifiestan cansados de eufemismos en un país que no da giros bruscos hace décadas.
Petro, que logró un 40% de los votos, es un exguerrillero y exalcalde de Bogotá que lleva 20 años en el espectro político como uno de los líderes de la oposición a la centroderecha que gobernó al país por décadas. Petro es, y sobre todo ha sido, el antisistema. En parte por eso genera tanto apoyo como rechazo.
Hernández, que llegó a segunda vuelta con el 28% de los votos, pasó de ser un exitoso constructor de vivienda social a alcalde de Bucaramanga, una ciudad media donde tiene la reputación de haber ordenado las finanzas públicas. Su programa es incierto, pero su mensaje es claro: mano dura contra la corrupción.
Ambos han avanzado a la segunda vuelta atacando a «los de siempre», que quedaron fuera de la disputa de la presidencia.
Pero ahora, ante este escenario incierto e inesperado, ambos candidatos tendrán que modificar algo su discurso para ganar.
«La campaña de segunda vuelta va a ser muy imprevisible, porque los dos van a tener que ir en contra de su propio discurso», dice Yann Basset, politólogo y experto electoral.
«Rodolfo tendrá que contar con las redes clientelistas, a pesar de su discurso anticorrupción; y Petro tendrá que mostrarse como un defensor de las instituciones», explica.
Este domingo Gustavo Petro se convirtió en el primer político de izquierda pura que gana una ronda electoral en Colombia: con 8,5 millones de votos superó incluso su propio récord, alcanzado hace cuatro años, cuando perdió la segunda vuelta con Iván Duque (que obtuvo 10,3 millones por los ocho de Petro).
El exalcalde de Bogotá se declaró victorioso tras la jornada del domingo, porque mostró una fuerza electoral histórica.
Esta es la tercera vez que se lanza a la presidencia. Su campaña demostró experiencia al haberse dedicado a los discursos en plaza pública y haber reunido a una amplia diversidad de políticos, muchos de ellos opositores o figuras que él mismo criticó por corruptos.
Pero esa coalición, denominada el Pacto Histórico, no logró su principal objetivo: ganar en primera vuelta. Le faltaron dos millones de votos. El «cambio en primera», uno de los eslóganes de la campaña, no se dio. Y eso les puede costar la presidencia.
Ahora Petro tendrá que lograr al menos dos cosas: sumar todos los votos de Sergio Fajardo, cuarto con unos 900.000 apoyos, y evitar que no se trasladen automáticamente a Hernández los votos de Federico Gutiérrez, candidato de la derecha tradicional y del «establecimiento», que quedó tercero con cinco millones (un 24%).
Los expertos estiman que los votos de Fajardo se pueden dividir, mientras que los de Gutiérrez irán casi directamente a Hernández.
«No queremos perder el país», dijo Gutiérrez en su discurso de concesión este domingo. «Y por eso votaremos por Rodolfo (…) Gustavo Petro no le conviene a Colombia».
Aunque la participación aumentó un poco respecto a la primera vuelta de 2018, el 54% del electorado sigue siendo un número bajo de votación. Petro podría sumar apoyos si logra movilizar a la gente que se abstiene o tiene dificultades para llegar al punto de votación, la mayoría de los cuales está en las regiones vulnerables donde él suele ganar y ganó.
«Petro ahora tendrá que mostrarse como la posibilidad de un cambio razonable frente a Hernández», dice Basset.
Hernández era un desconocido a nivel nacional hace seis meses. Se hizo famoso a punta de comentarios polémicos, propuestas improbables y un discurso coloquial. Eso le sirvió para mostrarse cercano a la gente.
Petro tendrá que explotar su faceta de estudioso que lleva décadas construyendo un sólido plan de gobierno. También puede explotar los mensajes de Hernández que sonaron machistas y radicales. Y, como ha adelantado su campaña, buscará sumar perfiles moderados y de gran preparación que den confianza en lo económico y lo técnico.
Hernández era un desconocido a nivel nacional hace seis meses. Se hizo famoso a punta de comentarios polémicos, propuestas improbables y un discurso coloquial. Eso le sirvió para mostrarse cercano a la gente.
Petro tendrá que explotar su faceta de estudioso que lleva décadas construyendo un sólido plan de gobierno. También puede explotar los mensajes de Hernández que sonaron machistas y radicales. Y, como ha adelantado su campaña, buscará sumar perfiles moderados y de gran preparación que den confianza en lo económico y lo técnico.
El éxito de la campaña de Rodolfo Hernández estuvo en dos cosas: el mensaje y las formas.
Lo primero era claro: acabar con el despilfarro y la corrupción en el Estado. Lo segundo era novedoso: soy tanto o más coloquial que la gente y me comunico por redes sociales.
Hernández no tuvo problema en demostrar ignorancia en temas clave del gobierno, decir groserías en público o presumir de su éxito empresarial. Eso le sirvió para entrar a segunda vuelta, pero le puede impedir llegar a la presidencia.
«Tendrá que sumar el apoyo de toda la derecha, de las redes clientelistas y las llamadas maquinarias, y eso lo pone en una situación delicada por su discurso anticorrupción», señala Basset.
La voluntad de cambio, aquella que se manifestó en las protestas y parecía en línea con Petro, también se personifica en Hernández. Pero los votos de Gutiérrez, el tercero este domingo, rechazan un cambio drástico.
Lograr un equilibrio entre la ruptura que lo hizo popular y el continuismo que lo puede llevar a la presidencia parece ser el reto de Hernández. Pero no es fácil.
«La disputa se va a concentrar en las zonas donde Petro no ganó con más del 50%», señala Sebastián Londoño, un analista electoral. «Entonces, en regiones como el centro del país, donde Hernández tuvo un desempeño notable aunque haya ganado Petro, pero con menos del 50%, es donde se va a definir la elección».
«La disputa se va a concentrar en las zonas donde Petro no ganó con más del 50%», señala Sebastián Londoño, un analista electoral. «Entonces, en regiones como el centro del país, donde Hernández tuvo un desempeño notable aunque haya ganado Petro, pero con menos del 50%, es donde se va a definir la elección».
Miguel Silva, un consultor político, lo ve así: «Rodolfo le quitó el discurso del cambio a Petro, porque los votos de Rodolfo parecen más antisistema que los de Petro y no hay un voto de Fico (Federico Gutiérrez) que no vaya a Rodolfo».
«Será una segunda vuelta reñida, pero creo que el ingeniero tiene la ventaja». opina Silva.
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