El ataque de Rusia a Uncrania ha cobrado la vida de 165 niños, una de las consecuencias más dramáticas de un conflicto que tiene en la matanza de civiles en Bucha.
Un foco de atención para los gobiernos, que apuestan por las sanciones y la investigación judicial.
La Fiscalía General ucraniana, a través de su cuenta en Telegram, dio a conocer hoy esa cifra de muertos entre los menores, mientras se han contabilizado además al menos 265 menores heridos, una estimación condicionada a las dificultades de evaluación en las zonas ocupadas por las tropas rusas del Donbás, en Mariúpol o en áreas ya liberadas de la región de Kiev.
La fiscalía estima en 869 el número de establecimientos educativos dañados, de los cuales 83 habrían quedado completamente destruidos.
Ataque de guerra y sus consecuencias
La muerte de niños es una de las caras más sangrientas de este conflicto en el que solo en la región de Kiev se han documentado ya 1.200 actos considerados crímenes de guerra, dijo hoy el ministro del Interior ucraniano, Denys Monastyrsky.
“Según los datos oficiales difundidos por los fiscales de menores, hasta la mañana del 5 de abril de 2022, 165 niños fallecieron y 266 resultaron heridos”, detalla el Ministerio Público en un comunicado, que establece que las zonas con más afectados -tanto heridos como fallecidos- son Donetsk, con 78; Kiev, con 77; y Járkov, con 61.
«Se trata de saqueos y crímenes cometidos por orcos (como algunos ucranianos llaman a los rusos) en nuestros territorios», denunció el ministro en los canales de televisión locales.
En respuesta, la Unión Europea podría adoptar este miércoles un nuevo paquete de sanciones contra Moscú y quiere un embargo rápido sobre el petróleo y el carbón rusos, mientras que sobre el gas su posición es que hay que prepararse para prescindir de las importaciones, pero a más largo plazo.
Así lo explicó hoy el secretario de Estado francés de Asuntos Europeos, Clément Beaune, para quien con esas nuevas sanciones «aumentamos la presión a Rusia».
Explicó que algunas, en sectores como la madera, el cemento o los fertilizantes, ya se estaban preparando desde días antes de que se conocieran las masacres atribuidas al ejército ruso, en particular en la ciudad de Bucha, al norte de Kiev.
La posición de algunos países, y en particular de Alemania es que no pueden prescindir del gas ruso a corto plazo.
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