Estos días festivos son muy importante para todos los creyentes de Jesús, el hijo de Jehová (Dios) hombre que dio la vida para la salvación de la humanidad.
Los cristianos festejan estos días como la fiesta cristiana que abre el Triduo a Pascual, el periodo durante el cual la liturgia católica conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Es la fiesta y días más importante para los cristianos.
Estas fechas se inician con el Jueves Santo, una festividad anual y tradicional que se celebra el jueves anterior al Domingo de Resurrección.
La Última Cena
En el Jueves Santo el cristianismo conmemora la institución de la Eucaristía en la última cena, el lavatorio de los pies y la oración en el huerto de Getsemaní. Según relata la Biblia, la última cena fue el momento en el que Jesús se reunió con los doce apóstoles para despedirse de ellos antes de su muerte. Además, durante esta cena les anunció que uno de ellos le traicionaría, dando a entender que era Judas Iscariote.
Los evangelios narran asimismo que durante esta reunión Jesús realizó un lavatorio de pies a todos sus compañeros, un gesto que para la Iglesia es un símbolo de entrega a los demás. No obstante, el momento más relevante de la Última Cena es el que la Iglesia considera como la institución de la Eucaristía, uno de los siete sacramentos para los católicos.
Institución de la Eucaristía
Este hecho se produce cuando Jesús toma el pan, lo parte y lo reparte entre los comensales diciendo: «Tomad y comed todos de él, porque este es mi cuerpo, que será entregado por vosotros». A continuación toma un cáliz lleno de vino y dice: «Tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados». Y concluyó: «Haced esto en conmemoración mía». Esta última frase es interpretada por la Iglesia como la institución del Orden Sacerdotal, otro de los siete sacramentos.
De esta manera, la misa del Jueves Santo se consagra al éxito en la muerte de Cristo, que habría dado su vida para salvar a la humanidad de sus pecados. Esta fecha se debe celebrar «lo más solemnemente posible, pero, en los cantos, en el mensaje, en los signos, no debe ser ni tan festiva ni tan jubilosamente explosiva como la Noche de Pascua».
Viernes Santo
La Pasión comienza con la condena a muerte de Jesús por parte del romano Poncio Pilatos tras proclamarse ‘Rey de los Judíos’ y representa aquellos sufrimientos que soportó en el camino a la cruz en el Monte Calvario.
Según los Evangelios, tras la decisión de Pilato, Jesús fue despojado de sus ropas, golpeado y agredido con piedras. Luego le colocaron una corona de espinas y le hicieron cargar con su propia cruz hasta el Monte Gólgota (Monte Calvario), en las afueras de Jerusalén.
Allí fue crucificado junto a dos ladrones y bajo un cartel que decía: «Jesús el Nazareno, Rey de los Judíos». Este es el origen de las siglas y de la expresión INRI. En ese lugar fue donde pronunció las Siete Palabras, es decir, las siete últimas frases pronunciadas durante su crucifixión. Esta es la base de la reflexión profunda que se hace durante la jornada por parte de los fieles
En la religión católica no se celebra la eucaristía en Viernes Santo. Se realiza la Liturgia de la Pasión del Señor en la tarde del viernes, a la hora a la que se sitúa la muerte de Jesús en la cruz. La tortura y muerte de Jesucristo centran los acontecimientos de esta fecha, que se conoce como Vía Crucis.
Para recordar el sufrimiento de Jesús de Nazaret, los cristianos reviven las etapas de su muerte, divididas en 14 estaciones. Desde su condena a muerte hasta su entierro. Por cada una de ellas, se reza una oración. El color litúrgico es el rojo, en honor a la sangre derramada por Jesucristo. En la tradición cristiana, como penitencia hay ayuno de carne, aunque puede ser ayuno completo. Los ortodoxos no realizan este ayuno. También es costumbre cubrir las imágenes de Jesús con una tela morada por su ausencia.
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